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EN AMBIENTES CERRADOS

Franjas geopatógenas y radiaciones en ambientes cerrados

La actividad patógena de las franjas telúricas y ambientales adquiere singular relevancia en los ambientes cerrados, por la permanencia obligada de las personas en contacto con ellas. Esto también concierne a los animales encerrados.

La acción nociva se ve incrementada por la contaminación eléctrica. Ello es digno de consideración frente a casos resistentes a tratamientos, la repetición o agravamiento de enfermedades en una determinada cama, o salas de operación, anomalías en el reposo, decaimiento o neurosis en dormitorios o lugar de trabajo; malestares sico-físicos sin respuestas satisfactorias a estudios clínicos.

Corresponde encuadrar aquí a las “casas embrujadas” donde se producen acumulaciones electromagnéticas y de otro tipo, ya sea por franjas ambientales, por zonas geopatógenas, o por radiactividad de los materiales de construcción y que a su vez afectan a los habitantes, especialmente a los adolescentes provocándoles trastornos hormonales.

Tenemos “bio-indicadores”. Se verificó que a ciertas especies de animales las radiaciones geopatógenas les resultan molestas y las esquivan: el perro, el ganado equino, ovino, bovino, cabras, aves de corral, pequeños roedores.

Observando la aversión de los animales, nómades europeos y asiáticos, levantaban sus carpas donde descansaban los animales.
En cambio, el gato, ciertas variedades de hormigas, las lechuzas y las abejas, entre otras especies, sienten estímulo por esas radiaciones fuertes. En Alemania numerosos apicultores instalan sus colmenas sobre franjas geopatógenas, duplicando la producción de miel, aunque deba ser un tiempo provisorio para no ver morir sus abejas extenuadas.

Con las plantas tenemos un panorama informativo similar.
Un árbol proveniente de un vivero, plantado en una zona geopatógena, evidencia malformaciones en su crecimiento que acortan su vida. Suelen aparecer también: troncos mellizos, reviramiento del tronco, grandes rajaduras profundas a lo largo de su corteza, tumoraciones en tronco y ramas, pérdida masiva y espontánea de savia…

También en este caso hay plantas que les afecta la zona geopatógena y otras especies que mejoran su desarrollo sobre ellas.
La casi totalidad de las especies frutales, los paraísos, los abedules, y los pinos son muy sensibles. Por su parte los robles, los sauces, el castaños, los helechos y los cardos crecen con mayor vigor sobre esas regiones.

La naturaleza nos indica cuáles son los lugares adecuados para construir las viviendas y cuáles inapropiados.

La vivienda, sea hogar, oficina o taller, es nuestra tercera piel, después de la natural y la vestimenta.

Es necesario construir con confort y salubridad, no permitiendo el paso a un alto porcentaje de radiaciones cósmicas, poseer una correcta ionización del aire y una acumulación mínima de electricidad estática. Cada Estado debería crear un “Instituto de Construcción Biológica”, como en Alemania, para respaldo de la ciudadanía.

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