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INFLUENCIAS EN VIVIENDAS

Influencias de las radiaciones Cosmotelúricas en una vivienda

La ciencia oficial (en América del sur) no le ha dado importancia a estos factores por no disponer de instrumental adecuado para su localización. Si bien se han realizado cantidad de mediciones con aparatos científicos, midiendo el campo magnético, la radiación infrarroja, y la conductividad eléctrica del suelo, la resistencia eléctrica de la piel, así como la velocidad de la sedimentación de la sangre sobre tales lugares, estas mediciones son muy complejas y coinciden exactamente con las mediciones sencillas de personas sensibles y debidamente preparadas por medio de la técnica de la radiestesia, mediante simples instrumentos, la horqueta, las varillas, que desde la antigüedad se utilizó para buscar corrientes de agua subterránea.
El desarrollo de las células vivientes es dependiente de procesos bioeléctricos. Necesitamos de la energía telúrica (de la tierra) y cósmica existente en la atmósfera terrestre para el normal funcionamiento de nuestro organismo, pero las distorsiones del campo magnético natural de la tierra interfieren dramáticamente en el normal funcionamiento de las células.
Al igual que la tierra, cada cuerpo y cada objeto, cada célula, molécula, átomo y cada partícula subatómica tiene su propio campo magnético y su alineación magnética, con su “spin” o momento de giro específico.

Es fundamental para un organismo una correcta y adecuada polarización o alineación magnética, de sus partes componentes, para que pueda vibrar a un ritmo de frecuencias armónicas.
El organismo tiene la suficiente capacidad de compensar las perturbaciones pasajeras que pueda causar un campo magnético externo disarmónico, pero si queda expuesto un tiempo muy prolongado a las influencias distorsionantes de un campo más fuerte, entonces las células se despolarizan y ya no trabajan en relación armónicas, degradándose entonces el organismo con los consiguientes problemas de enfermedad.

Una correcta polarización significa vida, vitalidad, energía, mientras que la despolarización trae pérdida de energía y vitalidad, enfermedad y muerte.

Cuando una persona tiene la cabecera de su cama sobre una de estas franjas de radiación, sufrirá indefectiblemente el insomnio, pues las delicadas células de su cerebro no pueden tranquilizarse y conciliar el sueño. Con solo desplazar la cama un poco fuera de ese lugar afectado, gozará de un sueño tranquilo y reparador.

Estas radiaciones también afectan a todas las células de nuestro cuerpo, especialmente donde se forma el cruce de estas franjas, que en ese punto la radiación se vuelve el doble de intensa, e interfiere el normal funcionamiento de las células del órgano o parte del cuerpo afectada, despolarizándolas y provocando con el tiempo las enfermedades más diversas.

De la mayor o menor intensidad de estas radiaciones y desde luego también de la vitalidad y predisposición de la persona depende el tipo o clase de enfermedad, así como la gravedad de la misma. Puede tratarse de reuma, artrosis, esclerosis múltiple, jaquecas, asma, enfermedades virósicas, problemas circulatorios, afecciones cardíacas, úlceras, tumores; los campos dobles llegan a producir cáncer, especialmente con la presencia de vertientes de agua circulante.

Síntomas similares suele observarse en los casos de fenómenos atmosféricos, como zonda en el oeste argentino, chorrillos en Perú y föehn en Alemania, cuyas variantes electroatmosféricas también impactan en la salud humana.

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